SINOPSIS:
Una tribu de monstruos, salvajes y caníbales, una hermandad de
piratas de agua dulce dedicados a traficar con niños como juguetes sexuales,
una extraña compañía de teatro que recorre el gran lago, un mercenario
extremadamente violento y sin escrúpulos, una Reina tiránica y despiadada… Son
algunos de los enemigos y aliados que encuentra Hanna a lo largo del viaje que
emprende a través de la isla de Ylliria en busca de sus orígenes. Una aventura
plagada de peligros y amenazas hasta descubrir cuál es su verdadera naturaleza
y su destino: Encontrar las semillas del Madomus.
OPINIÓN PERSONAL: A1.
Su portada me llamó a gritos y como es de fantasía y su
sinopsis me gustó me lo acabé comprando. Nada más empezar la historia me mató
ver la palabra "coño" y otras tantas. Fue una de las cosas que no me
gustó del libro ya que cuando leo no me gusta ver ese tipo de palabras mal
sonantes, es algo con lo que no puedo. Otra cosa que no me gustó es que dice
palabras muy periodísticas, pero de repente te suelta una palabra coloquial y
vulgar. Me encanta las narraciones, pero este libro se pasa, son densas, lentas
y muchas veces desconecté y tuve que releer.
Tiene exceso de personajes a los que no les ocurre nada, solo
salen una vez y te los describe enteros. Tampoco me gustó leer cosas que parece
que van a ser importantes y luego no las vuelve a mencionar. Le sobran muchas
páginas. Hanna hace muchos amigos, pero igual que los hace los pierde y se
busca otros.
Sentí asco en más de una ocasión, por ejemplo una escena del
principio, te explica con detalle como se toca por debajo del vestido mientras
tiene el periodo y saca el dedo ensangrentado. Fue horrible leer eso, creo que
se lo podía haber ahorrado porque no creo que sea algo esencial.
Creo que Bel Carrasco intentaba hacer una historia erótica, pero
a parte de sentir asco y aburrimiento no me creó otras sensaciones, y mucho
menos excitantes.
La verdad que cuando me lo compré me imaginé otra historia
totalmente paralela.
RESEÑA: LAS SEMILLAS DEL MADOMUS
DE BEL CARRASCO
LECTURA, ¿FANTASÍA O PESADILLA?
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